martes, 16 de diciembre de 2014

LOS NO TIEMPOS Y LA LECTURA

El antropólogo francés Marc Augé puso en circulación en el libro un concepto que hizo fortuna, el concepto no-lugar. Él llamaba así a esos espacios de tránsito como pueden ser un aeropuerto, una gran estación, un supermecardo... En ellos se viven momentos circunstanciales donde no pueden fraguar relaciones de cierta estabilidad por estar sometidos a la ley de la movilidad. La estancia en ellos no engendra derechos ni es fuente de identidad de quienes allí se encuentran porque son precisamente espacios de anonimato. Sin embargo, allí su pueden desarrollar observaciones que en ningún otro sitio estamos habituados a hacer. Algo semejante, se me ocurre, puede pasar con los no-tiempos. Son esos lapsos temporales, no necesariamente breves, que no están destinados a una actividad que consignemos en nuestra agenda: no son momentos de trabajo, ni de encuentros, ni de comidas... Son esos "momentos perdidos", casi no existentes, no-tiempos, en los cuales viajamos, hacemos cola para entrar en un espectáculo, esperamos el turno para el médico o el dentista. Muchos dicen -o decimos- que no tienen tiempo para leer. Simplemente queremos decir que no han asignado un espacio de su jornada a esa actividad. Para algunos es la excusa perfecta para no abrir un libro. Pero esta es una falsa excusa. Quien quiere leer siempre lo puede lograr. La agitada vida moderna crea momentos, no-tiempos, que podemos dejar que transcurran o que podemos llenar. Yo creo que estos no-tiempos son oportunidades para cultivar el vicio de leer. Para eso solo se requiere tomar la precaución de no salir de casa sin un libro o sin un artilugio electrónico, el que sea, que nos permita leer. Los no-tiempos al cabo del año suman muchas horas de lectura. Bienvenidos pues esos vacíos, los no-tiempos, que nos permiten cultivar el vicio de leer.

miércoles, 10 de diciembre de 2014

EL LIBRO DE LOS SENTIMIENTOS PARA NIÑOS

Mañana día 11 presentaré en la biblioteca Pau Vila de Molins de Rei mi último libro, EL LIBRO DE LOS SENTIMIENTOS PARA NIÑOS, que acababa de ser publicado por Blok con bellas ilustraciones de Marta Montañá. Se trata de un libro que contiene 40 cuentos, cada uno sobre un sentimiento. Unos son totalmente originales y otros los he escrito inspirándome principalmente en cuentos de tradición jasídica y sufí, pero adaptándolos a lo que yo me proponía. Muchas de las narraciones de estas tradiciones poseen un fondo sapiencial que los hacen especialmente aptos para tareas educativas. Me acompañarán la editora Rosa Moya y la psicóloga Tona Garriga.

jueves, 20 de noviembre de 2014

LA LECTURA, PRÁCTICA INICIÁTICA

Los textos literarios han acumulado valiosísima experiencia social que merece ser preservada y trasmitida. Cada vez que se lee un texto que la contenga esa experiencia naturalmente se trasmite. En la historia hay muchos ejemplos de esto. El poeta ruso Ossip Mandelstam muere en un campo de concentración de Siberia en tiempos de Stalin. En sus últimos días se consuela leyendo a Virgilio a sus compañeros de trágico exilio. En el Che Guevara esta es una pretensión buscada conscientemente. Procedente de una familia burguesa, se esfuerza por convertirse en un sujeto revolucionario, pero previamente busca un nuevo sujeto. Los trazos de personalidad que trata de poseer los busca en los libros. La lectura siempre le acompaña en esa metamorfosis. Incluso la anima. Estando en Sierra Maestra sometido a ataques de asma reclama un inhalador y un libro. Los dos sirven para lo mismo, para reanimar el cuerpo o el espíritu. Lo que el lector descubre en los libros son modelos para su iniciación. O sea, la lectura es una práctica iniciática.

miércoles, 5 de noviembre de 2014

CÓMO LEE EL MAL LECTOR

He acabado de releer un libro sobre la lectura, La experiencia de leer (Alba Editorial), del crítico y autor de Crónicas de Narnia, C.S. Lewis, que ya me resultó un poco embarazoso la primer vez que lo leí pero en el que he vuelto a encontrar observaciones muy atinadas. Me limito a copiar su descripción de "cómo lee el mal lector" porque señala algunas ideas que han de ser tenidas en cuenta por toda pedagogía de la lectura. “1 Nunca, salvo por obligación, leen textos que no sean narrativos. No quiero decir que todos lean obras de narrativa. Los peores lectores son aquellos que viven pegados “a las noticias”. (…) 2 No tienen oído. Solo leen con los ojos. Son incapaces de distinguir entre las más horribles cacofonías y los más perfectos ejemplos de ritmo y melodía vocálica. (…) 3 Su inconsciencia no se limita al oído. Tampoco son sensibles al estilo. (…) 4 Les gustan las narraciones en las que el elemento verbal se reduce al mínimo: «tiras» donde la historia se cuenta en imágenes, o filmes con el menor diálogo posible. 5 Lo que piden son narraciones de ritmo rápido. Siempre debe estar «sucediendo» algo. Sus críticas más comunes se refieren a la «lentitud», al «detallismo», etc, de las obras que rechazan. No es fácil descubrir el origen de todo esto. Así como el oyente que no sabe escuchar música solo se interesa por la melodía, el lector sin sensibilidad literaria solo se interesa por los hechos.”

viernes, 31 de octubre de 2014

LA SOCIEDAD DEL CANSANCIO

Acabo de leer un breve y muy sugerente libro de Byung-Chul Han, La sociedad del cansancio, editado por Herder. Desarrolla una idea que ya aparece en otros contextos pero lo hace de una forma especialmente gráfica y nítida. Es la siguiente. Viene a decir que cada época tiene sus enfermedades emblemáticas. En todas hasta ahora se trataba de alguno forma de negatividad contra la que se había de luchar, como lucha el antibiótico contra las bacterias. La novedad de la situación actual es que los estados patológicos provienen de los excesos de positividad. La patología es de obesidad. Hay un exceso de información, comunicación y producción. Citando a Braudillard, Han afirma que "la comunicación generalizada y la superinformación amenaza todas las defensas humanas." Así las patologías típicas del comienzo del siglo XXI son la depresión, el trastorno por déficit de atención e hiperactividad, y el trastorno ligado a la búsqueda del límite del yo. El imperativo de ser uno mismo hasta alcanzar el límite de las propias posibilidades, el logro del máximo rendimiento, no lleva a la liberación personal y social. En esta dinámica de autoexigencia personal "cada cual lleva consigo su campo de trabajos forzados". Esta histeria y este nerviosismo de la sociedad moderna por reivindicar en exceso la vida activa solo se podrá "curar" reivindicando al mismo tiempo una cierta vida contemplativa.

domingo, 6 de julio de 2014

LECTURA Y "CONSTRUCCIÓN" DEL CEREBRO

En la tertulia de libros de ensayo acabamos de leer el libro de Francisco Mora Neuroeducación. Solo se puede aprender aquello que se ama (Alianza Editorial). Mientras leía –se suele leer ensayo con la vista puesta en algo-, aplicaba sus reflexiones a la lectura, tema sobre el que pienso a menudo, y me iba preguntando cómo influye esta en la construcción de la propia mente.
«Aprender algo nuevo significa, en términos neurobiológicos –afirma el profesor Mora-, cambiar el cerebro.» El lector es, por tanto, el que opta por una actividad que tiende a modificar su cerebro. Por eso “conocer mejor las funciones del cerebro, desde  cómo procesa la información sensorial y ejecuta los actos motores, pasando por las funciones cognitivas, emoción, atención, (...) y los mecanismos neuronales del mismo aprendizaje y la memoria es importante si se quiere avanzar en el proceso de cómo mejorar el aprendizaje”.
Los neurocientíficos, que ya lo van conociendo bastante bien, afirman que la memoria no es un espacio del cerebro donde se van almacenando lo que uno va conociendo y a lo que puede recurrir como si de una despensa de conocimientos se tratara. Más bien la conciben como redes de conexiones que quien las frecuenta a menudo puede recorrer con facilidad. Es como quien, al intentar recorrer un bosque en el que no hay sendas previamente trazadas, es capaz de orientarse en él sin demasiados titubeos.
Pues bien, la lectura frecuente mantiene las conexiones neuronales activas. Y no solo eso, sino que quien lee va creando en su interior unas conexiones que permiten acoger ordenadamente nuevos conocimientos. Conocer, al fin y al cabo, es distinguir y clasificar, o sea, discernir y verbalizar cualquier nuevo objeto que atraiga la atención de la atención de la mente.  
Haciendo un símil con el body building tan de moda, la lectura construye el cerebro de manera que pueda alojar una mente más poderosa y más aguda. Cuanto antes se comience ese ejercicio y más a menudo se haga más poderosa será la mente. El cómo ocurre eso aún está por estudiar.

Pero naturalmente un ejercicio continuado requiere renovar la curiosidad y a través de ella mantener la motivación para seguir conociendo. “La curiosidad es el mecanismo cerebral capaz de captar lo diferente en la monotonía diaria del entorno.” Ahora bien, ese mecanismo se mantiene activo mientras el ejecutarlo resulte placentero.        

miércoles, 21 de mayo de 2014

DOS NUEVOS EBOOKS

¿Hay mayor hazaña que resucitar a un muerto? Resucitar a dos muertos.
Esta es la impresión que tengo después de que dos libros míos, que tuvieron su recorrido en su edición en papel pero que ya fueron descatalogados, vuelven a la existencia -virtual- y están disponibles como ebooks para que algún lector pueda interesarse por ellos.
Son un libro juvenil, No te rindas, Orestes, y otro, Un conejo en el sombrero que ha tenido vidas en otras cuatro lenguas: catalán, alemán, japonés y turco.
Se pueden encontrar en decenas de lugares de venta de libros online en todo el mundo y antes que nada en la misma editorial Leer-e
http://www.leer-e.es/ebooks/no-te-rindas-orestes
http://www.leer-e.es/ebooks/un-conejo-en-el-sombrero

jueves, 15 de mayo de 2014

UN BRAHMÁN PREGUNTÓ A BUDA

Acabo de leer una fantástica novela "picaresca": Tigre blanco. Su autor, Aravind Adiga, introduce una conversación entre un brahmán un tanto maligno y Buda a quien aquel pretende coger en falso.
El brahmán pregunta a Buda:
-Señor ¿te consideras un hombre o un dios?
Buda le sonríe y le contesta:
-Ni lo uno ni lo otro. Solo soy uno que se ha despertado mientras todos los demás seguís durmiendo.
En el contexto de la narración esa anécdota se refiere críticamente de buena parte de las personas de la sociedad de la India. La crítica la pone en boca de un gran pícaro, el protagonista de la novela, que ya ha despertado y ve que muchos duermen a su alrededor.
Cualquier persona que escribe para niños, consciente de lo que tiene entre manos, creo que no pretende otra cosa que eso, ayudar a despertar a los lectores.
Hace 14 años que participo en una tertulia literaria con conciudadanos -hablando con rigor tendría que decir conciudadanas porque la mayor parta de las lectoras son mujeres- de Molins de Rei, el pueblo donde vivo. Es una experiencia muy enriquecedora que afina el olfato para captar lo que hay debajo de lo que se lee y porque le permite a uno una complicidad privilegiada con los compañeros de tertulia. Buena parte del alimento literario que consumo proviene de estas lecturas comentadas, a veces apasionantemente comentadas.  

miércoles, 26 de marzo de 2014

EL CREPÚSCULO DE PROMETEO

En la tertulia de libros de ensayo que empecé a impulsar hace cuatro años y en la que estoy empeñado, ayer comentamos el último libro que habíamos acordado leer: El crepúsculo de Prometeo, de François Flahault, publicado por Galaxia Gutenberg.
El deseo de leer este libro surge de las reflexiones acumuladas en tertulias anteriores sobre las guerras mundiales del siglo XX y sobre la deriva del neoliberalismo sin fronteras ni política que lo controlen. Este horizonte conduce a pensar seriamente el decrecimiento en la sociedad occidental en un momento en que los países emergentes piden un trozo más gran del pastel a repartir.
¿Cómo hemos llegado a la situación actual? Hay algo interno a la condición humana que arrastra a la desmesura. Es el espíritu prometeico que ha alentado siempre en nosotros. Es el momento de reflexionar sobre la desmesura para que la idea de progreso sobre la que se asienta la modernidad no acabe en un gran fiasco o en conflictos desmedidos que nos arrastren. El libro de Flahault promete reconstruir la historia de la desmesura humana. Aunque no responde del todo a lo que promete, es una buena referencia para discutir este tema que tanto nos atañe y cuya salida no se acaba de ver.
Incluso para escribir libros para niños es bueno tener una visión amplia de la condición humana. Los ensayos son focos que iluminan aspectos que de otra forma permanecerían en penumbra. Por eso me gusta implicarme en este empeño que va más allá de la rabiosa actualidad que refleja la prensa.

miércoles, 12 de febrero de 2014

´LA GRÚA QUE ME FASCINÓ

Hace un tiempo la admirada Care Santos me invitó a que escribiera un breve texto sobre una novela que me hubiera interesado especialmente para colgarlo en la sección literaria de Culturamas. Ésta es la novela que me hubiera gustado firmar si no la hubiera construido antes Zimnik y no hubiera subido a ella a un entrañable personaje. 
LA NOVELA DE MI VIDA: LA GRÚA, de Reiner Zimnik
Tiendo a la racionalidad y la mesura. ¿O a la mediocridad? Tal vez una y otra apreciación no estén tan alejadas. Sin embargo, durante un tiempo tuve la tramposa ensoñación de atribuirme la autoría de La grúa, este maravilloso texto de Reiner Zimnik. Pero ya era imposible borrar su nombre impreso en sus ediciones en varias lenguas.
Supongo que debí leer este libro en 1981. Acababa de publicarse en español en la colección Austral Juvenil que dirigía Felicidad Orquín a cuyo buen criterio tanto debemos los que por entonces empezamos a escribir literatura infantil.  
La llegada de textos de grandes autores alemanes, nórdicos y sajones nos estaban haciendo ver entonces que las referencias que teníamos, tan ñoñas, nos bloqueaban.
Con este relato Zimnik dio en algún oscuro rincón de mi entretela. Aún me conmueve cada vez que lo releo. ¿De dónde nacía mi fascinación por esta fábula cuando mi atención se centraba en textos realistas donde más claramente se rompían los corsés que nos oprimían?
La grúa es un inquietante relato simbólico. Cuenta la historia de un hombre que se encaramó en lo alto de una grúa, que él mismo había ayudado a construir, para no bajar de ella. Se trataba de una grúa instalada en un punto de confluencia de comunicaciones fluviales, de carretera y ferrocarril para intercambiar mercancías de un medio de transporte a otro.
El hombre consigue ese puesto de conductor de la grúa desplazando a dos enchufados que lo pretendían. Desde ese día cumple escrupulosamente su cometido. Por otra parte, mira el mundo desde las alturas no de la soberbia sino de la honradez. Ve pasar la guerra y la paz, y contempla los intereses que se mueven a sus pies. Nunca se deja presionar ni con amenazas ni con sobornos. Desbarata las pretensiones de temibles ladrones fluviales y es testigo de los problemas que causan a un circo los días de canícula. Llevando hasta el límite su humor, Zimnik describe a su discreto héroe atrapando con su pala a un elefante enloquecido por la fiebre al que sumerge en el rio hasta que se le va la calentura, o llevando cada domingo a los doce concejales y su alcalde al otro lado del río.
Lo que mantiene a este solitario es una doble amistad; la de Lectro, al que no le importa prestarle unos kilovatios si su carretilla eléctrica con doce remolques se queda sin energía, y la del águila que le ayudará a detectar las manadas de tiburones que pretenden derribar la grúa y que le acompañará hasta el final.   
El conductor desciende de la grúa cuando ya es muy viejo y está cansado. Le acompaña el águila. Un niño cree ver también junto a él otra maravilla, «un león plateado». Sencillamente ha cumplido fielmente su misión de ser humano. El alcalde demuestra entenderlo muy bien al hacer este comentario: «Es un hombre sabio.»

La grúa tiene todos los ingredientes de una bonita fábula. Me veo en ella. También estoy a punto de tomar la decisión de bajar de la grúa. Y francamente tengo envidia de quien la escribió... y la dibujó, ya que los dibujos a plumilla también son obra de mi admirado Zimnik.

miércoles, 8 de enero de 2014

ELVIOLÍN DE MEDIANOCHE

Me acaba de llegar esta misma mañana la tercera edición de El violín de medianoche, libro que salió en la editorial Anaya en 2011. Esta narración ya me dio la alegría de ser traducida al coreano. No hay mayor ambición en quien escribe que continuar manteniendo el interés de los lectores.
Andrei, el protagonista de esta historia, tiene una aspiración humilde y desmedida al mismo tiempo: ser violinista. No pretende poseer nada. Su más firme agarradera a la vida para seguir creciendo son las melodías que es capaz de sacarle a su violín. Todo lo demás juega en su contra; está solo y es inmigrante. Pero persigue un sueño. Es mi propuesta a mis jóvenes lectores. Los regalos mejores que a mí me han hecho han sido éstos: propuestas de perseguir sueños. Son los regalos que todavía admito, los demás me van sobrando.