Andrei, el protagonista de esta historia, tiene una aspiración humilde y desmedida al mismo tiempo: ser violinista. No pretende poseer nada. Su más firme agarradera a la vida para seguir creciendo son las melodías que es capaz de sacarle a su violín. Todo lo demás juega en su contra; está solo y es inmigrante. Pero persigue un sueño. Es mi propuesta a mis jóvenes lectores. Los regalos mejores que a mí me han hecho han sido éstos: propuestas de perseguir sueños. Son los regalos que todavía admito, los demás me van sobrando.
Enhorabuena Jesús!!!
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