jueves, 16 de enero de 2020

FILOSOFÍA VIVA. Ecofilosofía como árbol de la vida. H. Skolimowski

Continúa persistiendo la mentalidad de que la literatura infantil y juvenil es puramente entretenimiento y que, por tanto, es ajena a las corrientes de pensamiento que mueven o sacuden a la sociedad. Por fortuna, esto va cambiando. Los críticos cada vez ponen más el foco en los contenidos que se trasmiten, lo que no quita que valoren los resortes literarios y la capacidad de atrapar al lector. Por ese motivo, quienes escribimos para niños estamos cada vez más atentos a las corrientes de pensamiento. Una muestra puede ser nuestro interés por la ecología a acercarnos a trabajos como este del filósofo polaco H Skolimowski: Filosofía viva.

La ecología es una cuestión política crucial en nuestra época siempre que  no se reduzca el ecologismo a ideología. Hay que asumir la ecología desde una perspectiva que incluya todos los aspectos de la vida.
Albert Schweitzer fue uno de los pensadores del siglo XX que ya había advertido que la supervivencia y la prosperidad de nuestra civilización dependen de que se tenga una correcta visión del mundo: “Debemos reconocer sin falta que la raíz de todas las catástrofes y desgracias que nos aquejan es que carecemos de una adecuada visión del mundo.”
Respondiendo a esta demanda, la ecofilosofía, cuyo pensador más notable es el filósofo polaco Henryk Skolimowski, parte del supuesto de que nuestra cosmología no sólo determina nuestra imagen del universo físico, sino también el sentido de nuestras acciones. Según él, el núcleo de la crisis planetaria es consecuencia de las limitaciones de la cosmología mecanicista que nos rige, con su deficiente y restrictivo modo de interpretar la naturaleza. Necesitamos una actitud reverente hacia la naturaleza y hacia toda forma de vida. La pretensión de este libro es ofrecer una visión del mundo que abarca desde la cosmología hasta la conciencia, como fundamento para restaurar nuestra civilización.
Ahora bien, transformar la conciencia humana de la visión preponderantemente mecanicista y tecnológica en otra más humana requerirá un esfuerzo extraordinario. Pero sólo una nueva conciencia permitirá poner en marcha nuevas acciones, pues actuamos en el universo según lo interpretamos.
Skolimowski arremete contra el relativismo moral que, a su parecer, “está devorando la sustancia del individuo”. Aunque esta visión cuenta con el apoyo de personas racionales e inteligentes, él lo ve como una huida y una cobardía. Para él  no todo es opinión ni todo vale. “La acción nos produce tal embriaguez que a veces pensamos que es la única cosa de valor. Pero la acción solo adquiere sentido cuando actúa en un plano más profundo.”
   El árbol del que habla en el subtítulo le sirve al autor de metáfora. La civilización humana crece y seguirá creciendo –no se manifiesta especialmente pesimista- si va hundiendo sus raíces cada vez más profundamente en la tierra.