La ecología es una cuestión política crucial en nuestra
época siempre que no se reduzca el ecologismo
a ideología. Hay que asumir la ecología desde una perspectiva que incluya todos
los aspectos de la vida.
Albert Schweitzer fue uno de los pensadores del siglo XX
que ya había advertido que la supervivencia y la prosperidad de nuestra
civilización dependen de que se tenga una correcta visión del mundo: “Debemos
reconocer sin falta que la raíz de todas las catástrofes y desgracias que nos
aquejan es que carecemos de una adecuada visión del mundo.”
Respondiendo a esta demanda, la ecofilosofía, cuyo pensador
más notable es el filósofo polaco Henryk Skolimowski, parte del supuesto de que
nuestra cosmología no sólo determina nuestra imagen del universo físico, sino
también el sentido de nuestras acciones. Según él, el núcleo de la crisis
planetaria es consecuencia de las limitaciones de la cosmología mecanicista que
nos rige, con su deficiente y restrictivo modo de interpretar la naturaleza.
Necesitamos una actitud reverente hacia la naturaleza y hacia toda forma de
vida. La pretensión de este libro es ofrecer una visión del mundo que abarca
desde la cosmología hasta la conciencia, como fundamento para restaurar nuestra
civilización.
Ahora bien, transformar la conciencia humana de la visión
preponderantemente mecanicista y tecnológica en otra más humana requerirá un
esfuerzo extraordinario. Pero sólo una nueva conciencia permitirá poner en
marcha nuevas acciones, pues actuamos en el universo según lo interpretamos.
Skolimowski arremete contra el relativismo moral que, a su
parecer, “está devorando la sustancia del individuo”. Aunque esta visión cuenta
con el apoyo de personas racionales e inteligentes, él lo ve como una huida y
una cobardía. Para él no todo es opinión
ni todo vale. “La acción nos produce tal embriaguez que a veces pensamos que es
la única cosa de valor. Pero la acción solo adquiere sentido cuando actúa en un
plano más profundo.”
El árbol del que
habla en el subtítulo le sirve al autor de metáfora. La civilización humana crece
y seguirá creciendo –no se manifiesta especialmente pesimista- si va hundiendo
sus raíces cada vez más profundamente en la tierra.
No hay comentarios:
Publicar un comentario