21 marzo 2013

VERSOS DE JUVENTUD

Hoy he encontrado una carpeta en la que había guardado versos de juventud. He estado tentado de tirarlos a la papelera pero finalmente no lo he hecho. Los primeros escritos me recuerdan de dónde vengo. Y los de poesía en concreto me evitan toda nostalgia de pensar en qué hubiera pasado si no hubiera dejado de escribir poesía. Aquí dejo una muestra de un tanteo que me fue revelando mis limitaciones en este campo.
    Cielo y tierra doran pan
    sobre pajas cimbreantes.
    ¿Quién subió el trigo a la espiga?
    -El agua de los sudores.
    Cielo, tierra,
     paja y hombres.

05 marzo 2013

ROMANCES DE PILLOS DE CIUDAD

La picaresca ha sido un género que siempre me ha gustado. El Lazarillo de Tormes lo leí de muy joven y me gustó a la primera. Los libros para niños que tienen esta componente gustan a los lectores y contribuyen a aguzar su ingenio. Con acierto o no, he procurado utilizar a veces este recurso. Hace muchos años Luis Carandell publicó en la revista Triunfo, si no recuerdo mal, romances pícaros que le permitían incidir en la crítica social de una forma aguda, divertida y fácil de entender. La poesía se me resiste. Por eso nunca he escrito versos que fueran más allá de un ejercicio personal y un divertimento. Sin más intención que ésta, ahí va una muestra de unos romances de pillos de ciudad que sólo he compartido con cuatro amigos. Si son una incitación a alguien que lo haga bien lo celebraría. 
INTRODUCCIÓN *

En la plaza de los Sauces
enfrente de san Martín  
en torno a un ciego se agolpan
los que le quieren oír.

Les cuenta viejas historias
de pillos que conoció
en tiempos en que a su perro
con longanizas ató.

Le creen a pie juntillas,
que no está ciego el cantor,
que lo están los que lo escuchan,
pues aquello no pasó.

Os trascribo unas historias
que, paciente, recogió
el magín de este rapsoda
y su buen magnetofón.

Sólo tendrás que subirlas
del papel a la garganta
por esa escalera estrecha
que utilizan las palabras.  



ARTURO TIENE UNA MOTO *

   Arturo tiene una moto,
no penséis que es de verdad,
que no le ha costado un euro
y no arranca ni a pedal.

   Se la ha construido a piezas
que ha encontrado al desguazar
bicis, coches, un armario
y tijeras de podar.

   A sus amigos ha dicho
con toda su seriedad
que tiene cuadro de acero
y manillar de nogal,

   y unas ruedas más ligeras
que el aire de vendaval
y un motor que arranca solo
sin tenerlo que empujar,

   y que corre a ciento veinte.
A ciento veinte ni hablar,
que está parada en su casa,
en el cuarto de fregar.

   La moto que él deseaba  
le costaba un dineral,
su padre que no era tonto
no se la quiso comprar.

   Arturo, que tiene fama
de embustero de ferial,
una vez más ha mentido   
pues su moto no es real.

   Los sueños sólo son sueños
hasta que son realidad
pero mientras los soñamos
los podemos disfrutar.

24 febrero 2013

MUÑECA DE OJOS AZULES

Gerardo había visto el mundo durante muchos años con  los ojos de su mujer. Por suerte había sido una mujer de mirada aguda y serena. Tras su muerte, él debe mirar por sí mismo.
El protagonista es un jubilado que está a punto de tomar la decisión de dejar su casa e ir a Berna a vivir con su hijo y su familia. Parece resignado a cerrar el ciclo de su vida. Con naturalidad, como hacen tantos...
Pero entonces sucede algo inesperado. El hombre tiene algunos indicios de que hay alguien que duerme en su garaje. La situación le incomoda. Pero no quiere resolverlo por los vía policial. Piensa que si alguien ha tenido que recurrir a ese extremo es que tal vez está muy desesperado y lo necesita. Y no sólo eso. Ese alguien confía en él...
El hombre poco a poco, y muy discretamente, va abriendo sus ojos a lo que ocurre a su alrededor. Ya es él el que mira con sus propios ojos. El interés por esa persona desconocida hace nacer un afecto y la sensación de que su vida no se ha terminado mientras sea útil para alguien.
Gerardo, en un largo relato de tono epistolar, va contando a su hijo lo que le va ocurriendo -va de sorpresa en sorpresa-, motivo por el cual retrasa el momento de reunirse con él y su familia...
Lo inesperado puede cambiar la vida de cualquier persona si ésta es capaz de captarlo como una oportunidad...
Pues bien, éste es el inicio de una novela juvenil -que creo que acabará  titulándose Muñeca de ojos azules- que el jueves pasado 21 de febrero recibió el premio Paraules de Icària promovido por Edicions Saragossa y el Ayuntamiento del barrio de Sant Martí de Barcelona.
Me alegra este reconocimiento pero sobre todo estoy contento de que el libro se publicará muy pronto, para el día del Libro, el día de sant Jordi. Me contentaría con que algún lector viera en el coraje del protagonista un camino para estos tiempos de crisis.

12 febrero 2013

ACABA DE APARECER

Acaba de aparecer en las librerías de Cataluña mi último libro Moguda el cementri, Animallibres. Comparto la autoría del mismo con Eric Villa, talentoso ilustrador en la línea de trabajos cercanos al cómic.
Se trata de una segunda entrega que sigue al publicado hace dos años El parc de la Casa Tenebrosa (en castellano salió en la editorial Algar del mismo grupo Bromera). Ambos forman parte de la colección El Mussol Detectiu que reúne a los clásicos de narraciones detectivescas en que la ilustración interactúa con el texto. El lector no solamente tiene una lectura de entretenimiento sino que también ha de aguzar su espíritu de observación sobre la ilustración. Al hablar de estos clásicos me estoy refiriendo a autores como Hans Jürgen Press y su hijo Julian, Wolfgang Ecke, Klaus Bliesener... Para mí es un honor aparecer entre ellos a los que descubrí hace más de treinta años, si no recuerdo mal.
Ya en mi primera incursión en este campo (Luces en el mar, SM) yo traté de aportar algo más: contar historias más largas que permitían una aportación literaria más sólida.
Sigo en la misma tónica. En en libro que acaba de aparecer, por ejemplo, una historia puede alcanzar las 40 páginas. Además, esto es lo importante, lo que cuentan estas historias son problemas que el niño fácilmente identificará porque se habla de ellos en nuestra sociedad. Aquí aparece un negocio de compreventa de oro, que tanto prolifera con la crisis o quien pretende sacar tajada de la memoria histórica... Se ha dicho con razón que la literatura policiaca es la forma en que se presentan actualmente las historias que conocíamos como realismo social.
Espero que la versión castellana original también salga ya que los resultados del anterior han sido buenos.

22 enero 2013

RESPONSABILIDAD DEL QUE ESCRIBE

"¿Que el arte asuma responsabilidad? ¡Qué desatino! ¡Qué anticuado!" Así comienza Javier Gomá un artículo en su libro Todo a mil (Galaxia-Gutenberg, 2012). El filósofo se contesta que siempre ha sido así. Y después explica lo que viene defendiendo a menudo, que el arte nunca ha dejado de servir al progreso moral del hombre, aunque de diferentes formas. Hasta muy recientemente "la única elección posible para el hombre civilizado era militar en la bandera de la liberación subjetiva contra la opresión ideológica y política". Y ya que la batalla por el progreso moral se libraba en este campo, el yo subjetivo y sus conflictos han sido la gran temática de la novela. En este momento en que la conquista de la libertad individual es un hecho casi generalizado, se impone que el tema dominante sea otro: la contribución del individuo a la sociedad, o sea, la armonización de la libertad personal con su dimensión ciudadana. Gomá afirma que también tiene que haber una poética que acompañe y anime a la formación de eso que que llamamos ciudadanía.
   ¿Cómo traducir esto a la literatura para niños y jóvenes? ¿Ocurre lo mismo?
  A mi entender, no exactamente. En la literatura juvenil esas dos temáticas no se plantean como dilema. El conflicto es inherente al crecimiento que es, en definitiva, la conquista de un yo propio. Pero la educación supone restricciones a la libertad individual y tutela por parte de los adultos. La narrativa juvenil no puede, por tanto, dejar de contar en historias que expesaen la conquista de la subjetividad que, en buena parte, es descubrimiento de la realidad interior y exterior. Por otra parte, el niño y el joven lector también han de ser llamados a la tarea de construirse como ciudadanos.
    ¿Cumplen la literatura infantil y juvenil estas tareas? Me temo que el primer cometido se ha relajado o se queda relegado a un segundo plano. Aunque tengo la impresión de que nuestra literatura juvenil, fuera de aportaciones muy significativas como las de Sierra i Fabra, nunca fue demasiado lejos en el cometido de la lucha por la conquista de la libertad indivudual. Para llenar este hueco nos hemos nutrido más bien de traducciones. En este sentido la aportación de ciertos catálogos editoriales como los de Alfaguara, SM, Lóguez y otras fueron muy importantes para los lectores y, al menos en mi caso, también para mi formación como autor. Aún recuerdo la avidez con que leímos algunos de esos libros hace treinta años cuando empezaron a llegar.
   Respecto al segundo, la construcción del ciudadano, se ha pretendido hacer como respuesta a programas demandados por instancias con responsabilidad en la educación. Ha sido lo que genéricamente se ha dado en llamar "literatura de valores". Han aparecido muchos textos pensados para este cometido, creo yo, por dos motivos: porque los requería la pedagogía -era una forma subrepticia de colar valores a niños que ya no admiten "sermones"- y porque, debido precisamente a esa demanda, narraciones de esas temáticas daban buenos números de venta.
   No me atrevo a decir qué ha resultado de todo eso porque no conozco suficientemente el tema, pero tengo la impresión de que la oferta literaria no acaba de cumplir a satisfacción esos dos cometidos. Unos libros porque quedan marginados y otros porque son excesivamente instrumentales. Basta ver que las novelas que son objeto de buenos lanzamientos -que, en definitiva, son las que llegan-, cuentan historias de entretenimiento.
   No pretendo lamentarme de este hecho. Quiero hacer una llamada a la autocrítica sobre la calidad de nuestra reflexión sobre lo que escribimos y para qué escribimos, en definitiva, una llamada a la responsabilidad y a un cierto debate colectivo sobre este asunto capital.
   Mientras escribo estas líneas, me vienen a la mente unas jornadas abiertas a las que asistí el año pasado en la Casa América de Barcelona. En ellas, varios autores latinoamericanos discutían sobre cómo se plantaban su trabajo en el marco cultural y social en que ellos viven. Tal vez no he tenido suerte pero debo reconocer que en muy contadas ocasiones he asistido a un debate del mismo nivel entre autores de nuestro país.
   Ahora me doy cuenta que incido, aunque solo sea lateralmente y sin pretendrlo, en un tema que Ana Garralón planteaba abiertamente en su blog donde venía a decir que en estas última décadas ha evolucionado -y mejorado- mucho la ilustración y poco la escritura. ¿Se explicará al menos en parte este fenómeno por un déficit de autoreflexión  y debate sobre la responsabilidad del que escribe? Se esté de acuerdo o no con sus afirmaciones, a Ana hay que agradecerle la libertad con que se expresa. Por cierto algo nos ocurre cuando lo que es un ejercicio de libertad a algunos les parece descaro.     
   La pregunta que me hago y que lanzo también a los que escriben o piensan sobre la narrativa para niños y jóvenes es esta: ¿Qué temáticas no deben faltar en una literatura juvenil? ¿A cuáles se habría de dar prioridad?
  Claro que siempre chocaremos con el asunto de su viabilidad comercial. Pero esto que lo estudie quien deba hacerlo. Y no seré yo quien diga que es tema menor ni que deba dejarse de lado.
  

09 enero 2013

PEOR QUE QUEMAR LIBROS

Estoy leyendo un fascinante libro de Fernando Báez publicado por Destino: Nueva historia universal de la destrucción de libros. El autor, comentando la censura y la quema de libros en la antigua Unión Soviética, habla de persecución que sufrió Joseph Brodsky, premio Nobel de Literatura en 1987. Aunque tuvo que exiliarse y sus obras fueron prohibidas y destruidas, se permitió escribir con cierta amargura: "hay algo peor que quedar libros y es no leerlos". Nos horroriza que los destruyan -otros,claro- pero no nos damos cuenta de que los tratamos con desdén similar si ni siquiera los abrimos.

05 enero 2013

EXPERIENCIA POLÍTICA DEL LEER

Acabo de leer La tristeza del mundo. Sobre la experiencia política del leer, de Enrique Andrés Ruiz, publicado en 2010 por Ediciones Encuentro.
Una vez más constato que de toda lectura extraigo aquello que va construyendo mi propio libro interior y desecho otras muchas cosas a las que en otro momento hubiera sido sensible.  
René Girard, en Les origenes de la culture (2004), dice: “J’ai toujours l’impression que le livre que je suis en train de lire va bouleverser mon existence entière”. Es una sensación que, si quitamos el “siempre” (toujours) y lo sustituimos por un “a veces” o un “a menudo”, resulta fácil compartir. Enrique Andrés Ruiz, en La tristeza del mundo (Encuentro, 2010), nos habla de otra sensación que sí compartimos por completo: “¿No has sentido, lector, en alguna ocasión o –como en mi caso– en muchas, la sensación de que ese libro decisivo que te parece que ibas buscando, el necesario, ha venido a tu encuentro, cayendo se diría que por casualidad en tus manos y rompiendo así la funesta circunstancia de la labilidad, la dispersión y el extravío? ¿No has sentido que ese libro, esa página de ese libro preciso, te redimía, en definitiva, de la dispersión de las ofertas y te señalaba el camino de retorno al centro de tu vida? ¿No viste que tu vida se concentraba en ese punto al que el libro señalaba y que, rumbo a él, recuperabas la rectitud del sendero? Ese libro, lector, ya sabes muy bien que es el que consigue decir justamente lo que tú –así se dice en castellano– ya llevabas en la punta de la lengua”.