viernes, 19 de junio de 2020

LA BRÚJULA


La vida humana es una aventura. Todas las vidas lo son, incluso las que parecen más predestinadas o más rutinarias. No en vano unas de las metáforas más trilladas por evidentes y usadas son las que se refieren a ella como el camino.
El camino no es sólo el sendero geográfico ya trazado, sino el recorrido del  mismo. Por ejemplo, cuando un científico sobresaliente o un deportista de élite han alcanzado una meta destacable solemos decir, para ponderar sus méritos, que han hecho un largo camino.
En el camino hay un punto de partida y un punto de llegada. La distancia más corta de uno a otro es la línea recta. Pero ese camino completamente en línea recta es una abstracción. No existe realmente. Sólo tiene una existencia mental. Todos los caminos humanos son accidentados y sinuosos. En parte, ese recorrido nos viene condicionado por una serie de datos genéticos, económicos, sociales, familiares… Pero también es el resultado de nuestros propios conocimientos, creatividad y decisiones. Pues bien, esta parte de invención personal para trazar el propio trayecto de vida viene condicionado por las lecturas. Cualquier lector reconoce, avanzada su vida, que sus lecturas han sido fundamentes para trazar el rumbo de la misma.
Las lecturas son una brújula que nos ayudan a orientarnos y a mantener la dirección. No todas, algunas son una trampa que nos despistan, nos hacen coger caminos equivocados. O simplemente nos distraen. Pero otras nuevas lecturas –de aquí la necesidad de la continuidad- nos hacen ver nuestros errores y nos ponen de nuevo en la ruta que reconocemos como auténtica. Con una particularidad muy especial, que esta brújula que no sólo nos indica el camino sino que nos impulsa a no abandonarlo. Mantiene la tensión del que camina, le anima, le insufla fuerzas. La energía no sólo procede de los elementos que alimentan nuestro cuerpo sino también de las ideas que animan nuestro espíritu. Buena parte de estas provienen de las lecturas. Yendo a la historia, a las biografías de personajes, tenemos constancia de innumerables hazañas realizadas por personas que estaban en el límite de su resistencia física. Fue el poder de su espíritu, su energía interior, la que les hizo llegar más allá no sólo de lo prudente sino más allá de lo que parecía posible.

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